sábado, 27 de noviembre de 2010

Embajada Rusa

Hace muchos años la parte de la ciudad donde ahora se ubica la Embajada de Rusia en México no pertenecía a la capital del país sino al pueblo de Tacubaya. En los siglos XVIII y XIX las familias nobles de México construían en Tacubaya sus fincas, sin escatimar dinero para la decoración más lujosa de las casas y para parques y jardines elegantes.

Puede ser que la hacienda Santa Catarina del Arenal no era tan lujosa como muchas de su alrededor pero tenía una historia más antigua. Fue construida en 1610 por Juan Hernández Mellado fue vendida a la familia de Teresa Caral de Airolo en 1646, que la sacó a subasta en 1704. La adquirió uno de los personajes más acomodados de aquella época, el conde de Miravalle para su querida esposa. Gracias a este regalo la finca recibió el sobrenombre “la Condesa”.
La prosperidad de la hacienda Santa Catarina del Arenal cayó en los años de vida de María Magdalena Dávalos de Bracamontes y Orozco, la tercera condesa de Miravalle. La condesa había nacido en la ciudad de México en 1701. Además de belleza y buena educación la mujer gozaba del talento poético. Participaba y ganaba los concursos literarios. La condesa María Magdalena tenía fama de una de las damas más ilustres de la corte del Virrey.
En 1816 la propiedad fue alquilada a Antonio Batres, Secretario de ejército y hacienda, por un lapso de 6 años. En 1873 la compró Vicente Escandón, latifundista y jefe de la familia que resultó el último propietario de la finca. Cuando éste falleció los vastos territorios que tenía fueron repartidos entre sus herederos; la casa y el terreno correspondiente pasaron a Dolores Escandón y Arango de Rubín, hija de V. Escandón. Posteriormente, en 1911 ella la donó como el regalo de boda a su hija Dolores Rubín Escandón y su yerno Jorge Gómez de Parada.
En 1911 empezó la nueva etapa en la historia de la hacienda Santa Catarina del Arenal. Por supuesto su aspecto cambió en siglos. El territorio disminuyó. Los edificios envejecieron y caducaron, ya no respondían a las demandas de la época y necesidades de sus nuevos propietarios. J. Gómez de Parada, arquitecto que pasó muchos años en Londres, decidió reconstruir la casa. Mauricio Campos quien fue el autor del proyecto del nuevo palacete lo creó en un estilo difícil de determinar pero con “mucha influencia inglesa”.
Los Gómez de Parada gozaban de la vida tranquila y cómoda en la nueva finca bella en México durante muy poco tiempo. Las conmociones sociales de la primera mitad del siglo 20 les hicieron trasladarse a Europa.
La hacienda llevó un tiempo cerrada, esperando el regreso de sus dueños. En 1942 vendieron el espléndido palacete a la Unión Soviética. En la casa ubicada en la avenida que ahora se llama José Vasconcelos, antes Avenida Tacubaya, se alojó la Embajada de la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, después la Embajada de la Federación de Rusia.
Desde 1942 el edificio sirve para el Estado ruso. Con dignidad aquí se ubica la embajada del gran país. Las salas refinadamente decorados, un jardín bonito adornado con esculturas, encantan a los visitantes de la embajada de Rusia en México y se quedan en sus memorias para siempre.

Fuentes: http://www.flickr.com/photos/haiza/4333217185/

 

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